A la hora de morir muchos de nosotros tenemos opiniones encontradas sobre lo que pasara con nuestros restos luego del descenso -al infierno-, Algunos primitivos quieren que sus cenizas sean arrojadas al mar, a la Riviera francesa, a Disney World o al rio Guaire en Caracas. Los más excéntricos quieren terminar junto a la basura espacial y los más despreocupados dejan a sus familiares esta decisión.
Ahora, yo como emprendedor me adentre en una búsqueda y encontré la respuesta a la difícil pregunta. Aquello de regalarles mis órganos a niños necesitados y ancianos con problemas del corazón es un hecho, pero luego de que no necesiten ni un centímetro más de mi cuerpo me encantaría germinarlo.
¿Estoy loco? Sí. Pero resulta que en mi necesidad de investigación diaria encontré la Urba Bios una creación de Gerard Moline que fue diseñada en el año 2000 y cuya finalidad es cambiar los cementerios por bosques.
Estoy seguro que a muchos de ustedes les agradara la idea de que volver a nacer de la naturaleza. El proceso consiste en cremar el cadáver que luego es introducido en esta urna biodegradable recubierta con cascara de coco, turba compactada y celulosa que en su interior contiene semillas Elegidas al gusto- y plantarlo tal cual tus cenizas fueran el abono de un nuevo árbol.
Esto se convierte en un ritual de retorno a la vida. Imagínate que aquel árbol en el cual jugabas de niño haya sido plantado con las cenizas de tu abuelo, madre o cualquier ser querido ya desaparecido. A mí si me encantaría ser un árbol en la próxima vida. ¿A ti?
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